VALENCIA EN EL SIGLO XX

Criterios sobre aspectos varios de la vida

valencia en el siglo xx

Finalizaba el siglo XIX y España atravesaba uno de los periodos más tristes de su historia. El esfuerzo bélico requerido por las guerras de ultramar (Cuba y Filipinas), habían dejado las arcas del Reino en bancarrota.

La armada y el ejercito destruidos, la moral de la población por los suelos y, lo que es peor, la juventud diezmada con miles de inválidos, consecuentes con estos conflictos desarrollados a miles de kilómetros  del suelo patrio, que además, no impidieron la pérdida de las últimas posesiones territoriales del Imperio de Carlos I y Felipe II.

Valencia y su comarca, económicamente dependían principalmente de la agricultura basada en los cultivos del arroz, la vid y los cítricos, además de las frutas y hortalizas que con generosidad y abundancia, producían las fértiles huertas regadas mediante acequias de origen árabe, con aguas del río Turia.
La industria era testimonial y doméstica.

Solo podemos destacar los gremios de curtidores, la madera, el papel (famoso y valorado era el papel de fumar valenciano), la alfarería y cerámica, la seda…. y poco más.

Con este desolador panorama económico-social, iniciaba el siglo XX, al igual que el resto de España, Valencia. Los ciudadanos, con resignación, vivían para trabajar….y del trabajo vivían. Modestamente, pero vivían, y con dignidad, mantenían a sus familias.
Pero la historia se repite y la civilización siempre ha evolucionado por la capacidad, sacrificio, entrega, ambición y también, a veces, por la generosidad de sus hombres. Y en Valencia, en este periodo crucial también surgieron varias de estas personalidades que transformaron radicalmente el futuro de la región.

Tomás Trenor y Palavacino fue lo que posteriormente y en la actualidad se denomina, un emprendedor. Con gran visión práctica, advirtió que para el manejo y transporte de los productos agrícolas, se utilizaban voluminosas y pesadas cajas y “basquets” de madera que tenían costes elevados, y entonces, como alternativa, montó una importante fábrica de sacos y envases de yute que tuvieron una gran aceptación.

Socialmente era una persona respetada y de gran influencia en medios políticos y económicos y, siendo Presidente del Ateneo Mercantil, concibió, propició y en gran parte también financió la Exposición Regional Valenciana de 1909, que terminó siendo Nacional, para mostrar a toda España los logros y posibilidades de la Región Valenciana.

Fue un acontecimiento extraordinario, cuyo éxito, propició el inicio de la gran modernización que experimentaría Valencia en las dos décadas siguientes. Algunos de aquellos impresionantes edificios construidos expresamente para el acontecimiento, todavía los podemos disfrutar en la actualidad, con funciones sociales diversas.