



Incidente en la Fábrica
En los primeros días de diciembre de 2001 se produjo, en la Planta de mi responsabilidad, el suceso más complicado y difícil de gestionar de toda mi carrera. La fusión de una fuente radioactiva obligó a la Organización a enfrentar una situación crítica, que hasta ese momento, sólo se conocía a nivel teórico y con pocos ejemplos de referencia.
En el proceso de fabricación de acero en un horno eléctrico, se emplea fundamentalmente chatarra de este material. La fábrica se había dotado años antes, y de manera voluntaria, con dispositivos de control radiactivo de materias primas. Durante la limpieza de un parque de estas materias, se fundió una fuente de cesio 137 que fue detectado por un aparato de control de tercer nivel, gracias a esto se pudo intervenir y reducir las consecuencias. La producción se paró, y así se mantuvo durante aproximadamente un mes para proceder a la descontaminación de las instalaciones. Los siguientes seis meses se realizaron las labores de clasificación de los residuos según su radioactividad para su posterior envío a las plantas de almacenamiento especfícas. Todas estas actividades fueron supervisadas y dirigidas por personal especializado del CERN, que exigían el máximo rigor en la ejecución de las tareas de descontaminación y evacuación de los residuos.
Durante varios meses la tensión fue máxima, la dedicación intensísima, los problemas continuos e inesperados que evidenciaron la necesidad de mejorar el funcionamiento de la empresa hasta en el más mínimo detalle y, principalmente, en el rigor exahustivo del cumplimiento de las normas externas e internas.
Este periodo de tiempo fue de mucha presión interna y externa.
· Por un lado el personal estaba agitado, y lo expresaba a través del Comité de Empresa, mientras, los accionistas y los miembros de la directiva requerían comunicación pormenorizada y constante. Ante la alarma generada, se hizo necesario buscar la ayuda en un especialista de prestigio que pudiese evaluar e informar al personal, de las dosis reales de radiación ionizante y de sus posibles secuelas.
· Por otro lado, se tuvo que mantener la templaza con los representantes sociales, de organizaciones como la CERN, organismos de la Administración Central y medios de comunicación, ya que todo lo relacionado con la radioactividad es tremendamente sensible y suscita desconfiaza y temor. Aunque los estudios y análisis dieron como resultado que la mayor dosis recibida por el personal era inferior a cualquier exposición producida en una radiología médica, la dotación de normas como los protocolos, procedimientos y órdenes de trabajo debían ser exactas, seguras y de cumplimiento escrito. Se habían instalado con anterioridad, y de manera voluntaria, cuatro niveles de detección, existía un protocolo de actuación y, aún así, el incidente ocurrió. Esto provocó la decisión de cambiar la perspectiva y pasar del estilo “ordeno y mando” a buscar el convencimiento del personal.
· Finalmente, las consecuencias fueron:
- Los elevados costes económicos derivados de la parada de producción, de la descontaminación y de la gestión de los residuos radioactivos.
- La oportunidad de mejora a través de la enseñanza que este suceso provocó. En primer lugar la necesidad de aumentar los controles en la recepción de materias primas. En caso de fusión seguir un procedimiento creado con el CERN. Con este fin se colaboró en la redacción, edición y aplicación de un protocolo de actuación para España, uniendo nuestra experiencia durante este incidente y de otro similar acaecido en una planta europea.