Criterios sobre aspectos varios de la vida
RAMÓN BONIFAZ
Ramón nació a finales del siglo XII, se desconoce su origen, existen diversas teorías sobre su lugar de nacimiento. Lo que parece probado es que vivió en Burgos y que fue alcalde de esta ciudad. Allí fue presentado al monarca Fernando III en 1245, que sabedor de sus conocimientos militares solicita que le acompañe en las campañas de Jaén y Baeza, donde consigue brillantes éxitos militares. Ya en 1247, el Rey le encomienda la creación una escuadra naval para la toma de Sevilla, así nos lo dice la Crónica:
“Remon Bonifaz, un omme de Burgos, vino ver al rey et al rey plogo mucho del, et desque ovo sus cosas con el fablado, mandol luego tornar apriesa que fuese guisar naves et galeas et la mayor flota que pudiese et la meior guisada, et que se viniese con ella para Sevilla”.

Tener dominado el curso del Guadalquivir por el sur, permitió el paso de las fuerzas a la margen derecha y, por tanto, el ataque al importante arrabal fortificado de Triana. Se planeó la acción que iba a ser crucial en la toma de la ciudad. La flota rompería el puente de Barcas que unía Isbiliya con el barrio al otro lado del río y que era el principal obstáculo para los buques cristianos, ya que les impedía remontarlo hasta las puertas de la ciudad. Se decidió que la operación se realizase el 3 de mayo, un día de viento y marea favorables. El futuro almirante ordenó reforzar las proas de sus dos naves de mayor porte con gruesas tablas sujetas con pernos para que soportaran mejor el tremendo golpe que debían de asestar y, al subir la marea y con el viento a favor, se lanzaron a toda vela contra el puente, que tembló al choque de la primera y se quebró al de la segunda, donde iba el propio Ramón.
La ruptura del puente supuso el fin de los refuerzos que los andalusíes recibían desde el Reino de Taifa Niebla a través de Triana. El cerco sobre la ciudad se había completado. Seis meses más tarde, el rey Axafat, sitiado y sin esperanzas de socorro, rindió la ciudad el 23 de noviembre de 1248.
Tras este acontecimiento, y ante la necesidad de contar con una fuerza naval propia de la Corona, Fernando III encargó al jefe de su flota edificar unas atarazanas o astilleros donde construir los barcos. Además, en el año 1250, le nombró «Almirante de Castilla», el primero de las armadas castellanas, como recompensa a toda su labor. Bonifaz erigió el arsenal encomendado a orillas del Guadalquivir, en el Arenal hispalense y, posteriormente a instancias del rey Alfonso, en 1254, fue bautizado como «Atarazanas Reales de Sevilla». Su escuadra también será la primera de la península Ibérica que se regirá por ordenanzas realmente militares.

En el repartimiento de fincas y bienes de la ciudad, recibió “una casa en la plaza de Santa María, cerca de la calle de Francos, una viña en la vega de Triana, cuatrocientas aranzadas de olivar en Huévar con el barrio de Suso y diez yugadas de tierra de labor en Notias“.
El almirante, abatido físicamente y casi agotado por sus grandes esfuerzos en la tarea de organizar la primera Marina de Guerra castellana, solicitó del rey retirarse a su tierra burgalesa, donde ocupó cargos fiscales. Falleció en 1256, según el epitafio de su sepulcro en el monasterio burgalés de San Francisco, que en época napoleónica fue destruido con el edificio. En él, se podía leer:
“Aquí yace el muy noble y esforzado caballero don Ramón Bonifaz, primer almirante de Castilla, que ganó Sevilla”