MI MADRE, LA SEÑORA LOLA

Era el año 1955. En aquel tiempo el Tren llamado el “Sevillano” recorría desde Antequera, el Sur de España, para llegar a Valencia con más de 20 horas programada, dos cambios de vagones, una en Boadilla y el otro en San Juan, y los habituales retrasos de la época. Los asientos de madera, el traqueteo y los humos típico de esos convoyes, en nada favorecían la comodidad, poco que ver con el confort que disfrutamos hoy en día en los trenes de alta velocidad.