En las Organizaciones, todo el trabajo y las instalaciones deben estar sujetas a la comprobación. La comprobación ordenada y sistemática ahorra tiempo y es un instrumento muy útil en el desarrollo del trabajo. La observación y la comprobación son aliados muy poderosos en la prevención de los problemas. Crea respeto y confianza del subordinado porque evita errores y sus consecuencias.
Así mismo, hay que destacar que, si importante es la comprobación individual, más eficaz es la supervisión conjunta de las responsabilidades como instrumento de ayuda mutua. No se trata de intrusión en el ámbito de las actuaciones del otro, sino de la ayuda dentro de un proceso de gestión cada vez más complejo, por lo que se debe dejar a un lado el orgullo. Aquí vuelve a cobrar eficacia el trabajo conjunto como instrumento.
Por ello es muy interesante establecer los tres tipos de comprobación que existen, en función de quien es el sujeto activo y el sujeto pasivo de la comprobación:
La actitud ante la comprobación es fundamental. Con el objetivo de los procesos fiables, seguros y en constante mejora, la verificación es siempre una ayuda. Sólo desde una perspectiva de cortas miras puede cobrar connotaciones negativas.