Frente a los incumplimientos de un colaborador es posible adoptar una actitud objetiva o una
subjetiva. Las razones subjetivas (esto se hace porque lo digo yo que soy el jefe) dejan de tener sentido en las Organizaciones modernas, por lo que es imperativo ser objetivo. La actitud objetiva busca cargar de razones las actuaciones necesarias para el buen funcionamiento de la Organización.
Son razones objetivas las que están fundadas sobre:
Y que están avaladas por:
Las razones objetivas suelen ser de aplicación general dentro de un colectivo que se rige por las reglas de cualquier Organización mínimamente estructurada.
No obstante, hay ocasiones en las que el mando o la Dirección están cargados de argumentos ciertos que los subordinados no quieren escuchar. En estos supuestos se hace preciso emplear la razón del superior. Desde el punto de vista de la persona que incumple es muy importante exponer que la introducción de justificaciones como causa de las faltas desenfoca el problema y retrasa su solución. En cualquier caso, nunca deben taparse las infracciones de los colaboradores o subordinados. Hay que sacarlos a la luz, sin perjuicio de que dichos quebrantamientos sean corregidos de una u otra forma.
En cualquier caso, ante el incumplimiento de un colaborador es necesaria una acción correctiva
inmediata que evite los riesgos del comportamiento que se pretende enmendar y otra para prevenir la repetición de los hechos.