REAL MAESTRANZA DE ARTILLERÍA

Criterios sobre aspectos varios de la vida

REAL MAESTRANZA DE ARTILLERÍA

REAL MAESTRANZA DE ARTILLERIA 1876

Desde finales del siglo XVII y hasta principios del XIX aparecen en Andalucía unas nuevas corporaciones nobiliarias, las Maestranzas de Caballería. Son asociaciones, locales en un principio, surgidas en ciudades con abundante nobleza urbana, con el fin de promover los ejercicios ecuestres y el gusto por las armas, en unos momentos en que la nobleza se apartaba cada vez más de las actividades militares, origen de su status jurídico privilegiado. Su antecedente se encuentra en las cofradías y hermandades nobiliarias locales medievales. Sus ejercicios caballerescos no tenían el carácter de entrenamiento militar, sino que se hacían para mantener las tradiciones de la nobleza y hacer ostentación, a través de festejos y espectáculos públicos, de su preeminencia social y poder económico.

Las Atarazanas Reales de Sevilla estaban situadas en las calles Temprado y Dos de Mayo, barrio del Arenal. Nacen como astilleros en el siglo XIII, bajo la orden del rey Alfonso X,  para la construcción de barcos, tipo galeras. Para su ubicación, se eligieron unos terrenos junto al río fuera de las murallas de la ciudad, cercanos a las torres del Oro y de la Plata. En la actualidad de sus diecisiete naves sólo quedan siete ya que se destruyeron para la construcción en 1641 del Hospital de la Caridad y posteriormente el edificio de la Delegación de Hacienda. Las supervivientes son las que fueron sede de la Real Maestranza de Artillería. Los primeros trabajos para acondicionar la quinta nave de las Atarazanas y convertirlo en almacén de artillería se llevaron a cabo en 1718.

En 1757 se cedió a la Maestranza todo el espacio de la Resolana situado frente a las naves que controlaba en las Atarazanas. Este solar, donde solo se levantaba la capillita del Rosario, sería el terreno sobre el que se construiría el Parque de la Maestranza, a cuyo nombre recuerda hoy el teatro erigido en este mismo lugar.

SOLAR TRAS EL DERRIBO DEL PARQUE DE ARTILLERÍA EN LA ANTIGUA EXPLANADA DE LA RESOLANA. AL FONDO LA FACHADA DE LA REAL MAESTRANZA DE ARTILLERÍA

En los comienzos del reinado de Carlos III la mayor parte del espacio entre la Pescadería y la Caridad estaba ya bajo control de la Maestranza. Sin embargo, todavía faltaba la incorporación del viejo mercado de pescado para completar su expansión por lo que habían sido las siete primeras naves de las viejas Atarazanas. En 1780 se empezaron a construir las primeras instalaciones provisionales en la explanada de la Resolana y en 1782 se disolvieron las Maestranzas de Artillería de Cádiz y Málaga, quedando la de Sevilla como única en Andalucía. Existía la necesidad de guardar y reparara el material sobrante del asedio de Gibraltar. En 1785 una amplia remodelación, terminada al año siguiente, articularía lo que hasta entonces habían sido una serie de naves independientes en un único y funcional edificio. Después de la obras, la Maestranza ocupaba ya todo el espacio desde la entonces llamada calle del Pescado (actual 2 de mayo) hasta la Caridad. Se aumentó una planta en las naves 2, 4 y 6 y se levantó dando al Arenal una estructura perpendicular a las siete naves, dotada de un piso superior y una buhardilla, con la fachada que se conserva en la actualidad.

ALZADO DE LA REAL MAESTRANZA DE ARTILLERÍA

Justo enfrente comenzaba a formarse en esos mismos años el futuro Parque de Artillería en el espacio, hasta entonces abierto de la Resolana. La Maestranza tenía su entrada principal en la nave 4 que servía como gran espacio distribuidor. En el extremo opuesto a la entrada existía una capilla presidida por un cuadro de Santa Bárbara, patrona del cuerpo de artilleros. La nave 1 y 2 se dedicaban a talleres de herrería. La 3 poseía una fuente y funcionaba como una especie de patio cubierto permitiendo la entrada de la luz, lo que daba lugar a una zona longitudinal ajardinada frente a la que se abrían algunas de las principales oficinas como la pagaduría. La nave 5 era en su mayor parte un gran depósito de cureñas (dos tablones fuertemente unidos y colocados sobre ruedas, sobre la cual se monta el cañón de artillería), en la 6 se situaba la carpintería, funcionando la 7 como un gran depósito de maderas. Al fondo de las naves, pegados a la muralla de la ciudad se encontraban almacenes especiales. Al final de las herrerías estaba el almacén de carbón y el de metralla. Por su parte, en el extremo opuesto al acceso principal de la nave 7 se encontraba un horno para fundir balas y en la nave 5 talleres de guarnicionería y linternas. La dirección se encontraba a la entrada de la nave 5 y una escalera subía a las plantas superiores de las naves 2, 4 y 6, que se usaban como almacenes y en el caso de la nº 4 como “sala de juego de armas”.

Enfrente de la Maestranza sobre la antigua explanada de la Resolana se encontraba el Parque de Artillería que constaba de una serie de almacenes dispuestos en forma de “U”, con la parte abierta apuntando a la fachada de la Maestranza. El espacio que separaba ambos conjuntos de edificio, que forma la actual calle Temprado, quedaba incorporado al recinto militar y se cerraba por ambos lados con una verja, en la que se podía abrir mediante dos rastrillos. En el del ángulo más cercano al postigo del Aceite (dando a la calle del Pescado, hoy 2 de mayo) se encontraba el cuerpo de guardia y alojamientos de los soldados, las cuadras y el calabozo, hasta llegar a la capilla del Rosario. En la esquina opuesta y más cercana a la Caridad, otra reja, con garita y puesto de guardia terminaba por delimitar y enlazar el conjunto formado por la Maestranza y el Parque de Artillería.

Los cobertizos del Parque servían para guardar los carruajes y trenes de artillería. Paralelos a los cobertizos por el interior se encontraba una zona ajardinada, que dejaba en el centro un espacio abierto para probar los fusiles

Las reformas hechas en la Maestranza en 1785 y 1786 habían cambiado las cubiertas de madera por las de bóveda y aumentado un piso en tres de las naves, pero la estructura básica de las arcadas mudéjar permanecía intacta bajo esta remodelación, aunque, con el nivel del suelo sobre-elevado varios metros y llegando hasta casi el arranque de los arcos.

La Maestranza, se había ido poco a poco modernizando. Hasta fines del siglo XIX los trabajos se hacían con fuerza exclusivamente humana. Los fuelles de las fraguas eran movidos a músculo y los taladros y tornos se ponían en acción mediante grandes volantes de dos metros de diámetro provistos de manubrios a los que daban vueltas los trabajadores. A fines del siglo XIX se introduce ya maquinaria a vapor y hacia 1920 los movidos por energía eléctrica. Sin embargo, su papel no volvió a ser crucial hasta la Guerra Civil de 1936-1939. El mismo 18 de julio de 1936, la existencia de un buen número de fusiles custodiados en sus instalaciones convirtieron a la Maestranza en uno de los puntos en los que se luchó en la ciudad. Durante el resto de la contienda y ya que el gobierno de la República mantuvo durante mucho tiempo el control de los principales centros industriales, los talleres situados en las antiguas Atarazanas siguieron siendo vitales para las tropas sublevadas. Una vez terminada la guerra, la Maestranza de Artillería decayó como centro de primera importancia para la industria militar. Su ubicación en el corazón de la ciudad iba en contra de la tendencia moderna a construir grandes instalaciones en los lugares periféricos de las ciudades para minimizar los daños por los posibles accidentes que podrían producirse en este tipo de fábricas. Las instalaciones se empezaron a emplear para cometidos poco relacionados con la actividad industrial, aunque siguieron ligadas a la órbita militar. Así fueron caja de reclutas y oficinas de la IMEC (Instrucción Militar de la Escala de Complemento) que convertía en oficiales provisionales a jóvenes universitarios

En los años 80 del siglo XX comenzó a estudiarse la posibilidad de transformar las antiguas instalaciones militares, que tenían ya un escaso valor para el ejército, en un espacio para revitalizar la vida cultural de la ciudad. Ello llevó en 1993 a su desalojo por el ejército y al traspaso de la propiedad del edificio a la Junta de Andalucía. Entre 1993 y 1995 se realizaron las primeras catas arqueológicas y los trabajos de consolidación, que dejaron de nuevo a la vista las grandes arcadas de ladrillo de las siete naves que han llegado hasta nosotros del viejo astillero construido por Alfonso X en 1252.

PARQUE DE ARTILLERÍA EN EL PASEO COLÓN. ACTUALMENTE FACHADA DEL TEATRO DE LA MAESTRANZA